viernes, 9 de mayo de 2014

¿En qué momento se jodió África?

En Conversación en la Catedral, Mario Vargas Llosa hacía repetir como un mantra a uno de sus personajes, Santiago Zabala, Zavalita: ¿En qué momento se jodió el Perú?, en un intento de comprender las razones de la crisis del país. Lo mismo deberíamos preguntarnos hoy en relación con África, para saber cuándo pudo empezar el desaguisado que ha conducido a todo un continente al desastre actual.
Pues, ante la corrupción galopante, las guerras permanentes, las injusticias casi eternas, la pobreza y las enfermedades persistentes, esta pregunta se vuelve acuciante si se quiere esbozar alguna vía de salida: ¿En qué momento se jodió África?

La respuesta más obvia y simple sería que África se jodió en los años 60, coincidiendo con las independencias poco o nada preparadas. En efecto, los africanos tomaron el relevo de la administración colonial con una escasez absoluta de personal cualificado que, en lugar de poner en marcha un sistema al servicio de la población, se sirvió a sí mismo y eso desencadenó todo lo que ocurriría después, hasta nuestros días. Basta con repasar las hemerotecas: la década de los 60 del siglo pasado fue tumultuosa en la historia de África. René Dumont, un especialista en el Tercer mundo, llegó a escribir un libro en 1962 y que se convertiría en todo un bestsellers: L'Afrique noire est mal partie (África negra ha empezado mal).

Encuentro entre culturas/ NN
Sin embargo, las cosas empezaron, en realidad, a torcerse mucho antes, allá por el siglo XV cuando se vendió al primer esclavo negro-africano a cambio de mercancía europea; concretamente en 1441, cuando el portugués Antão Gonçalves se convirtió en el primer europeo en comprar esclavos en las costas de Guinea a jefes locales. Dejando de lado el debate en torno a la esclavitud y a sus mecanismos, se quiere únicamente resaltar aquí que desde aquel momento hasta hoy, los dirigentes africanos no han hecho más que vender su continente al mejor postor. Esa primera compraventa fue el germen de todas las desgracias que asolan desde entonces África. Motivada por las necesidades europeas, la esclavitud del enemigo se convirtió cada vez menos en una consecuencia de la guerra, para volverse progresivamente una razón para ir a la guerra. Y ese comercio de esclavos impidió la formación de grupos étnicos importantes, provocando el fraccionamiento étnico y debilitando la formación de estructuras políticas estables. 

Muchos gobernantes africanos de entonces (no todos, evidentemente) encontraron las mercancías europeas lo suficientemente atractivas como para entregar a los cautivos que habían hecho en la guerra. Luego empezó a haber enfrentamientos entre una y otra comunidad con el único propósito de capturar prisioneros para venderlos a los europeos, y aun en el interior de una misma comunidad, un cacique podía llegar a sentirse tentado de explotar a sus propios súbditos y capturarlos para su venta. Se inició así una reacción en cadena frente a la demanda europea, primero de esclavos y luego de recursos naturales, hasta nuestros días.

Si queremos que África tenga un futuro digno, todo pasa por un cambio drástico en las relaciones afro-occidentales. Mientras África siga siendo el “patio trasero” y “despensa” de Europa, y los dirigentes africanos sigan vendiendo su tierra a cambio de "productos europeos",  seguiremos en las mismas,  casi como hace más de cinco siglos.









2 comentarios:

  1. Una buena reflexión Nestor. como bien lo dices, si queremos que África tenga un futuro digno, todo pasa por un cambio drástico en las relaciones afro-occidentales. Gracias por tus ideas.

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  2. Gracias a ti. Desde luego el tipo de relación que se arrastra desde el maldito momento de la venta de un africano a cambio de los productos europeos debería terminar. Desgraciadamente desde entonces el africano está en posición de debilidad. Hace falta una determinación de las dos partes partes para que esto cambie. Algunos como Rodney hablaba en el siglo XX de la necesidad de una revolución. Pero yo apostaría por una revolución de las mentalidades. Saludos!

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