martes, 10 de julio de 2012

Va siendo hora de pasar de “ayuda al desarrollo” a inversiones en África

Dice el libro de Eclesiastés que “todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo”; y probablemente el tiempo de “ayuda al desarrollo” en África va tocando a su fin, debido a su ineficacia para sacar al continente de la miseria, a pesar de miles de millones de euros que, a todas luces, se han movilizado en las últimas décadas. Paradójicamente, en muchos países se vive ahora peor que hace treinta años. ¿No será que la cooperación al desarrollo ha fracasado estrepitosamente?


Durante mucho tiempo la mirada de Occidente sobre África ha sido de condescendencia y, hasta cierto punto, de “miserabilismo”. Esto explica el hecho de que en África abunden ONG's y la “ayuda al desarrollo”. Es tiempo de salir de los sempiternos paradigmas de “cooperación al desarrollo” y de “ayuda al tercer mundo”, y avanzar hacia otros que puedan tener verdadero impacto en la economía real del continente. Nos referimos a “inversión”.

Es verdad que las acciones humanitarias juegan un papel indispensable en los casos de grandes crisis y catástrofes (guerras, epidemias, hambrunas…); sin embargo, se revelan insuficientes en proyectos de largo alcance. El análisis de los últimos treinta años pone de manifiesto que ese tipo de acciones son eficaces para hechos puntuales, e ineficaces y hasta contraproducentes cuando van más allá de ese perímetro. Un simple viaje por la región de los Grandes Lagos, muy concretamente en el este de la República Democrática del Congo, basta para que uno se dé cuenta de que las organizaciones humanitarias se anquilosan cuando intentan convertirse en actores económicos. En esa región existen, de hecho, tres clases sociales: los ricos, los pobres y los cooperantes.

La ayuda al desarrollo se ha revelado incapaz de solucionar los múltiples desafíos a los que se enfrenta el continente, y no ha llegado a influir realmente en la economía. En lenguaje llano hablaríamos de “pan para hoy y hambre para mañana”. Además, África nunca saldrá adelante únicamente con la “ayuda humanitaria” y la conmiseración.

La explicación de que la ayuda al desarrollo y las acciones humanitarias no hayan tenido un impacto significativo en la economía real en África podría encontrarse en un error de análisis inicial: el desarrollo no ha de venir de arriba abajo, planteado desde unas oficinas instaladas en las capitales occidentales, sino que ha de proceder de abajo, con la puesta en marcha de un partenariado económico con actores africanos. La involucración de los africanos en todo proyecto de auténtico desarrollo, no como meros receptores sino como parte activo tanto en el diseño como en la implementación, es condición sine qua non para su éxito.

África nunca ocupará su sitio en el escenario mundial apoyándose únicamente en una economía que tenga como fundamentos la acción caritativa de las ONG’s o los programas de ayuda al desarrollo de los gobiernos occidentales, por muy generosos que sean.

Hoy, el continente africano se encuentra en una fase de crecimiento sostenible. Sus recursos, sus características demográficas, sus necesidades en infraestructuras le convierten en una región muy atractiva para los inversores. Y se debe aprovechar esta coyuntura para situarlo en el mapa atrayendo inversiones. Es verdad que las cifras del crecimiento económico del continente no deben llevarnos a ignorar los graves obstáculos en el plano económico y político a los que debe enfrentarse el continente, ni tampoco la miseria a la que está sumida buena parte de la población. Pero de esto sólo se podría salir con inversiones que crean riquezas y den empleo a la población. De ahí que sea conveniente que las empresas extranjeras se instalen en el continente, y se pase de la "solidaridad" a la inversión.

Y para que se haga realidad este cambio de paradigmas hace falta, por una parte, un cambio de mentalidad de la comunidad internacional hacia África, superando eso que hemos llamado “mirada de miserabilismo” y considerar al continente africano como un lugar dónde se pueda crear empresas y hacer negocios como en cualquier otro continente. Y, por otra parte, los gobiernos locales africanos han de poner en marcha condiciones que favorezcan la inversión; como son la seguridad jurídica, la transparencia y el respeto de los derechos humanos.  ¿De la democracia?, hablaremos otro día.


6 comentarios:

  1. Muy interesante el análisis, que comparto, por eso creo que los microcréditos son más influyentes que los donativos

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    1. Gracias por su observación que comparto plenamente. Los microcréditos convierten a la otra parte en actor más que mero receptor, además de crear riqueza y empleo en la comarca.
      Gracias y un saludo

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  2. Felicidades por tu blog. Cierto que África no se desarrollará con ayudas, sino con la activación de la economía local. Cuando las ONG dejen de dar la imagen tan negativa de África, infantilizando a sus gentes, para mover corazones y recaudar más donativos y se conviertan en empresas socialmente responsables, con proyectos verdaderamente sostenibles bajo la responsabilidad de los propios africanos, habrán conseguido su misión : impulsar el desarrollo de África, Pero paradójicamente habrán dejado de ser ONG.

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  3. Totalmente de acuerdo con su observación. África necesita inversores y negocios que den trabajo a la población local y beneficios a aquellos. Es ya hora de cambiar nuestra visión y mentalidad sobre un continente que ahora mismo es un lugar de oportunidades, a pesar de los obstáculos que todavía persisten. La mejor ayuda al continente africano ahora mismo es la inversión. Muchas gracias

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  4. Me parece una buena fotografía de la imagen actual de África y las ONG´s, pero para nada de acuerdo con tu propuesta. Estos países se volvieron subdesarrollados tras el discurso de investidura de Truman, nosotros les hicimos sentirse que tenían que hacer lo que nosotros habíamos hecho, a cambio les dividimos el país, les expoliamos sus recursos, les vendemos armas a una de las partes, para que mientras se matan nosotros podamos sacar provecho a menor coste, etc... Si la salida ahora es la inversión, será la puntilla definitiva.

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  5. Uyyy, qué dificil debate. Discrepo en la tesis de que NINGUN proyecto de desarrollo crea desarrollo. Las ONG no buscan sólo crecimiento económico sino desarrollo humano y estoy segura de que muchos proyectos educativos, sanitarios, de fortalecimiento de líderes comuntarios, microcréditos, agua etc han contribuido a mejorar la calidad de vida de la gente. Eso no tiene duda, pero es una arena en el desierto. El debate es que todo esto no cambia las cosas a nivel MACRO si no cambiamos la mentalidad en el Norte, como habla el artículo. El desarrollo del mundo pasa por el desarrollo de África. Y para eso necesitamos políticas migratorios, comerciales o de balance de poder más justas.

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